jueves, 19 de junio de 2014

"Lo esencial es invisible a los ojos"

Hace un par de días, tal vez semanas, leí una frase que me aplanó por su certeza y hasta resultó cruda: las cosas llegan cuando estamos listos para recibirlas.

Por milésimas de segundos me sentí ofendida. Mi lado víctima escuchó 1, 2, 3 ¡acción!, posteriormente mi lado racional concluyó que aquello era cierto. No podía ser de otra forma, porque de otra forma no sabríamos apreciar lo que recibimos, tal vez ni nos percataríamos de ello. 

Pero, ¿qué es estar preparados?, ¿nos hacen un examen? ¿alguien nos observa? Creo que estar preparados es haber curados heridas, superado miedos, lograr reconciliaciones con nosotros, con nuestro entorno. Y creo aun que es más que eso, creo que las cosas llegan cuando no las buscamos. 

No digo estar en el letargo esperando que tu alrededor te empuje, te arrastre, no.

Digo estar sin presiones, sin ansiedad porque, paradójicamente, cuando se deja de buscar, buscar, buscar, buscar, buscar...fluimos, nos permitimos ser felices, y cuando hacemos eso, mantenemos la mayor parte del tiempo actitudes y pensamientos positivos que nos producen satisfacción y cuando estamos satisfechos, compartimos y agradecemos esa satisfacción, vemos oportunidades en todos lados que aprovechamos para lograr nuestros sueños.

Sé que estoy pegada con el tema, pero me pasa como a Punset, guardando las distancias, a medida que avanzo en edad me doy cuenta de la importancia de las cosas esenciales: lo vital de la inteligencia emocional, de la sanidad emocional para ser personas funcionales y felices.

Les invito a leer su blog http://www.eduardpunset.es/, antes tenía un programa en TVE, Redes, pero pueden ver algunos en youtube.

Y sobre todo, nos invito a que penemos en una famosa frase que dijo El principito: "Lo esencial es invisible a los ojos".



















viernes, 13 de junio de 2014

Estoy en gerundio

Ando, iendo nos señalan que estamos ante la presencia de un g e r u n d i o.

La definición que da wikipedia de esta bonita palabra, gerundio, es la siguiente: "en el contexto particular de la gramática, el gerundio es una conjugación del verbo que demuestra una acción; pero no está definida ni por el tiempo, el modo, el número ni la persona". 

Si lo extrapolo asevero que ahorita estoy en gerundio. Desde hace un par de días pienso más acerca de un tema, y ello me invita a callar más. Necesito oírme para comprenderme, y para ello requiero bajarle la velocidad a los ideas que pasan por mi cabeza al estilo valla casa de bolsa. Se mueven horizontalmente y rápidamente. Subió. Bajó. Positivo. Negativo. Más. Menos.

A veces lo logro. Otras no. En ocasiones me engancho a ellos y doy vueltas como en las correas de los aeropuertos, voy y vengo, voy y vengo, y ese ir y venir me ensimisma y enmudece. 

Estoy en gerundio agudo. Estoy viendo, contemplando, escudriñando, develando... Estoy algo lela ante mi valla mental. Me encuentro sin respuestas y con muchas preguntas.

Y hoy me encuentro escribiendo sobre todo, sobre nada. Estoy publicando Marchantes de historias un viernes, aunque su día habitual es el jueves, pero que no cunda el pánico: estamos en gerundio, estamos siendo desde ayer, desde antes de ayer, estamos pensando, analizando y sobre todo estamos redactando, por tanto, hoy es un jueves en gerundio.
  


jueves, 5 de junio de 2014

Ella satisfizo, ella satisface

Satisfizo es una de mis palabras favoritas. Me gusta porque es aguda, refinada, estirada. Me gusta las sensaciones que me provocan en el estómago, es como cuando comes algo salado y ácido que te estremeces de los pies a la cabeza. 

Como ven también me gusta lo salado y ácido. Estando en México por supuesto que me encantaron las cervezas servidas en un vaso con borde de sal, el tema era que me comía la sal más rápido que lo que tomaba cerveza. 

Amo las aceitunas. Deliro por ellas. Para mi son un snack. Esta devoción tiene un origen familiar: mi papá las ama, siempre las compraba, siempre estaban en la puerta de la nevera. Negras gordas, jugosas, saladas y ácidas. Verdes con hueso. Verde con pimentón. Sirias, griegas, peruanas, libanesas y pocas, muy pocas veces, alisas. Las alisas sólo están en nuestras neveras si no había más remedio o alguien poco conocedor-comedor de aceitunas las trajo.

Digo poco conocedor-comedor porque un amante de las aceitunas aprecia y valora su jugo, acidez, sal, carnosidad...y las alisas no tienen casi nada de esto. Pienso que las alisas son para quienes se inician con el tema de las aceitunas o gustan muy poco de ellas. 

Amo la cerveza, Puedo estar en una boda y que sirvan el mejor güisky, el mejor, pero si no me tomo una cerveza siento que no habré ido a una fiesta. No importa si hay luces, hora loca, música, tequeños, maracuchitos, amo los maracuchitos (trozos de queso blanco envueltos en tajada)...sin cerveza para mi no hay fiesta. Ah, y además me encanta brindar de día, tipo tres de la tarde.

Como la cachapa con queso blanco rallado. El queso guayanés, crineja, telita y todas las variantes los como solo o con casabe. Para mi es cuestión de protocolo: cachapa con queso blanco rallado; nada de otros quesos, menos de otros acompañantes que si jamón, carne mechada...

¡El casabe! Este alimento resultado de la yuca rallada, procesada y tostada también debe contar con ciertas características para que lo coma como me gusta: debe ser duro, nada de ¡ay casabe galleta, crujiente, tostadito!, no, no, no, duro, seco. 

El galleta me lo como, claro, pero no es que ayyyy qué felicidad tan grande. Me encanta usar el casabe como empujador, con un trozo de casabe empujo: un pelao, unas arvejas, palo a pique. O simplemente como tapa.

Seguro que a esta altura pueden suponer cómo me gusta el mango. SI es maduro chorrearme mientras lo como, y si es verde con adobo, vinagre y si tengo el excéntrico subido con soya.

También me encanta el dulce. Una buena torta de chocolate, rellena de chocolate, cubierta de chocolate son mi mejor regalo en esos días que me siento más mujer,

Ir al cine implica comer cotufa, Para mi una cosa va con la otra. Si no la compro porque acabamos de comer y me siento llena...me arrepiento en media peli, de manera que para evitar sentirme incompleta compro una pequeña si he comido antes, si no, el pote grande. 

Cuando estoy en casa la preparo a la vieja usanza: en granos. Caliento el wok, pongo un chorrito de aceite, visualmente calculo cuántos granos debo verter, sigo atenta la frecuencia y fuerza con que explotan los granos e intuitivamente sé cuándo apagar el sartén.

Luego, el proceso de incorporarlas al envase y salarlas se vuelve algo engorroso. Lleno todo de sal: las cotufas, el tope y mi barriga, pero me voy feliz a cruzar las piernas y comer cotufas mientras miro la peli.

Así que pueden decir: ella satisfizo sus necesidades primarias de alimentación, según la pirámide de Maslow. Puedo decir en presente satisfago mis necesidades.

Con la edad digamos que he crecido y he procurado ampliar conocimientos acerca de mis gustos para satisfacerlos óptimamente, especialmente el último eslabón de la pirámide: autorealización y reconocimiento que empieza por el autoreconocimiento, pasa por la confianza, respeto...

He comprendido, por ejemplo, que pretender satisfacer a otros, es una necedad porque nunca satisfarás a todos, por tanto también es un desgaste de energía y, sobre todo, también es estéril al mismo tiempo y todo lo contrario ¡eh!, porque es a nosotros mismos a quienes tenemos que complacer. 

Nosotros debemos estar en paz primero con nosotros para poder estar en paz con el entorno, y estar en paz pasa por aceptarse, reconocerse, quererse, valorarse, respetarse y confiar en sí mismo

Si no, ¡recuerden a Nicole Kidman en Dogville: hizo de todo, de todo creyendo que se ganaría el cariño de todos haciendo lo que ellos esperaban de ella! Digamos para quienes no han visto esta peli del danés Lars von Trier, que la frustración creció a la par de las exigencias de los otros, nunca satisfechas, y ella decidió vengarse.

De manera que si no acabamos con todo a lo Kidman como en esta peli, el intento de complacer a otros nos causará insomnio, estaremos ansiosos, tristes, hipersensibles, frustrados, agobiados y amargados por no seguir nuestros sueños, cumplir nuestras propias expectativas, respetar y satisfacer nuestros deseos que están en los niveles superiores de la pirámides de Maslow como la autorealización y reconocimiento.

Estoy consciente que hay gente que sólo come aceitunas alisas, también sé que hay gente que por nada del mundo comería ningún tipo de aceituna, y hasta he conocido gente que no come pero le encantaría que le gustara, por lo que también habrá quien se coma las aceitunas haciendo parecer que le gusta aunque las deteste. 

Como mi hermana, soy de las que se bebe el vinagre en donde viene la aceituna. Así me acepto, me amo y voy por lo que me gusta sin obligar a otros, sin convencerlos de que estoy en lo correcto, sin pretender hacer ver que me decisión es la mejor. A mi tiene que gustar lo que hago, decido y pienso. Y sobre todo, hago lo que de verdad me haga feliz a largo plazo, no lo que me "haga feliz" para no experimentar el miedo a la pérdida, a la falta de piso, a la incertidumbre.

Hagamos cosas que nos hagan felices genuinamente, no como apalancamiento para correr la arruga del miedo.

Así que ¡vamos!, siempre estamos a tiempo de cumplir nuestros sueños y sentirnos a gusto con nosotros mismos.

Seamos sin atropellar, seamos en armonía. Seamos desde el amor. Seamos nosotros sin escondernos, sin avergonzarnos de lo que nos gusta y queremos. Y seamos sin excusas para "protegernos" del miedo.







jueves, 29 de mayo de 2014

La paz interior: la lección del maestro Shifu y Po

Sí. Eso es lo que más me ha costado: aceptar y fluir. 

Me suelo resistir como una persona atada a una silla que trata de zafarse. 

Me agito. Muevo la cabeza estilo Linda Blair. Me desespero. Me colerizo. Empieza la efervescencia, explota. Si me veo desde afuera seguro que soy como un trompo que gira sobre su propio eje y rota, pero chocando con gente, cosas... Ya cansada de insistir y no conseguirlo, me entristezco y lloro. 

Lloro como adolescente: con almohada apretada contra el pecho o lanzándome desde la puerta del cuarto a la cama y hundiendo la cabeza en las sábanas, que claro, aprieto con mis puños y también llevo a mi pecho para chillar con la boca abierta; y la otra escena es golpeando la pared del baño mientras me cae agua. Y así hasta que el cansancio me agote y deje dormida. 

Soy drama queen, sí, lo acepto ¡Me agobio! De pronto, una lista de cosas me vuelven loca y sola, porque es solita, les imprimo un ritmo frenético para conseguirlas, y ese ritmo crece y crece y crece hasta seguramente parecer una loca que pelea con molinos.

El tema está en que esos molinos son además mi propia creación, por lo que ni son molinos. ni llegan a ventilador porque no son nada. Sólo yo he puesto el ritmo y la capitulación para cada una de esas acciones. Sólo yo he puesto un dead line, pero no de la tarea sino de mi vida, día a día. 

Hay días que estoy iluminada y el viaje es en una nubecita. Otros sobre una tabla de surf, re la ja daaaaaa. Suaves como Simoleón y Mistolín, pero otros soy un trompo, el demonio de tasmania...

Mi hermana me dijo algo que es cierto, y que también he leído, sabemos que estamos en paz cuando en situaciones "desestabilizadoras" seguimos tranquilos. Y claro, es muy fácil estar en paz metido en una cueva, en una montaña, sólo, con todo controlado. El reto es en la cotidianidad, con otros, con fuerzas encontradas, con deseos no cumplidos, con el ego herido...

Entonces me pregunto ¿cómo carajo lo logro? FIno, ya sé que mi paz no está lograda, trabajada, consolidada, robusta para flexibilizarse con los azares del entorno; reconozco que creía haber avanzado y pues no mucho jejeje. Esto es lo primero, me digo, estar consciente.

Luego pienso en Kung Fu Panda. Sí, la peli. La una y la dos son de mis favoritas de la vida. Creo que dan dos mensajes maravillosos y necesarios. 

En la primera es de aceptar que eres diferente, que no eres lo que otros esperan y está bien, lo importante es que tú mismo encuentres qué te motiva. Y en la segunda, abordan la ansiada paz interior, tan ansiada que nos quita la paz: tengo que conseguir la paz, tengo que conseguir la paz...y concluyo que las dos películas son la misma historia, una parte de la otra, porque cuando sé quien soy, qué quiero, qué me mueve empiezo el siguiente y superior camino la consolidación de mi ser.

Digamos que estoy como Po en la segunda peli: ujm sí, la paz, estoy en paz, estoy en paz, ujm, sí...y mentira jejejeje así no la encuentro. 

Sé que la quiero pero debo trabajarla desde adentro: aceptando, fluyendo, adaptándome. Entendiendo que las cosas no tienen que ser como quiero que sean; que lo que es bueno para mi no es bueno para el otro; que las cosas son porque así deben ser; que tal vez es mejor que no sean como quiero...

Pero nada de esto significa: no planificar, no forjar un camino para lograr mis sueños, echarme a ver qué pasa, no, esto significa que hay que saber soltar, saber retirarse, adaptarse, flexibilizarse y encontrar en las condiciones actuales las posibilidades para lograr lo que quiero, porque es mi objetivo lo que deseo lograr, no la satisfacción de mi ego en el cómo lo logré, o ¡mira, qué controlado lo tenía todo!

El maestro Shifu le explicaba a Po que la paz interior no se decreta, que él, Shifu quería superar a su vez a su maestro, y trabajaba duro para lograrlo, todos los días...hasta que comprendió que debía superarse a sí mismo, los conflictos que tenía que resolver no eran los del mundo, sino los internos. 

El maestro Shifu nos enseña que la paz interior se consigue con un trabajo interno para perdonarte, perdonar; se trata de que tu vida fue, sí, pero tú decides como quieres que sea ahora. Y Po lo logra en medio de una gran adversidad, de un inmenso dolor. Y lo logra porque se mueve, vive sin ansiedad, sin rabia...y sobre todo creyendo en sí mismo, en que si lo cree es suficiente para lograrlo. Pero, ambos resultados van de la mano confianza en sí mismo y aceptación.

Cuando logremos aceptarnos, flexibilizarnos, adaptarnos, comprender que as cosas son y no cómo quiero que sean, cuando respondamos las preguntas que nos persiguen pero les echamos tierrita creyendo que todo está bajo control...seremos como el maestro Shifu que podía estar en paz independientemente de lo que sucediera a su alrededor.

¡Al final Po lo logró! Si Po pudo, nosotros también podemos ¡Sí se puede!

  






jueves, 22 de mayo de 2014

"Voy a ser feliz debajo de sus sábanas..."







Esta frase es parte del coro de la nueva canción de Fito Páez que se llama Yo Te amo. La letra es optimista, fresca y linda, eso quiere decir que Fito está feliz. Cuando está triste, melancólico o viviendo su "noche oscura", sus canciones son poéticamente abstractas. Ambas fascinantes e igualmente poderosas.

Con ambos estados de ánimo me gusta Fito. Con ambos enfoques me conecto. Pero cuando está feliz tiene una fuerza tremenda porque con sencillas palabras logra decir bellas cosas, tan sencillas que a veces pasamos inadvertidas por cotidianas. 

La frase yo te amo es un ejemplo de la fabulosa y exclusiva, creo, posibilidad que tenemos quienes hablamos español de poder diferencia y dimensionar este sentimiento porque a muchos podemos querer, pero no a todos amamos. 

En inglés I love you es te quiero y te amo, para nosotros son dos emociones totalmente diferentes.Tan diferentes que si estamos en una relación y sólo nos dicen te quiero nos volvemos un poco locos y pensamos: no está enamorado de mi, esto quiere decir que no hay futuro. Sabemos entonces que esa persona no siente amor, sólo cariño. Y para cariño pues cualquiera.

Por eso, cuando nos sentimos comprometidos emocionalmente, cuando deseamos estar con esa persona la mayor parte del tiempo, disfrutando y compartiendo, el sentimiento que nos une es el amor, y lo que se dice es Yo te amo. Pero a veces la frase va en un solo sentido.

Si nos dicen te quiero no tenemos que echarnos a morir; sólo por amor murió María, la protagonista de Jorge Isaac, escritor colombiano, y la historia es ficción. Si nos dicen te quiero, a secas, pues meditamos, hacemos un balance y definimos si nos interesa que nos quieran, si nos conformamos con eso, o creemos que tenemos el derecho a ser amados, así como a amar.

Creo en el amor. Dirán, pues claro, tienes pareja, sí, pero creía en él aún estando sola, y creía porque sí; porque quería creer que también podía sentir, hacer sentir y que me hicieran sentir especial, amada, amar, respetada, respetar, admirada, admirar. 

Creía independientemente de mi situación porque aunque no me amaran sabía que había amado, sólo debía seguir mi camino hasta que se diera la maravillosa coincidencia de amar y ser amada. Y sí se da. 

Algunos dirán: ¡lo he intentado todo! Ummm aunque suene duro, si tienes los mismos resultados pues no lo has hecho todo, simplemente has seguido haciendo lo mismo. Tal vez eso "mismo" es escoger con el mismo criterio, es decir, la falta de criterio. Tal vez han estado en momentos diferentes...Cualquier cosa, no importa, no te quedes pegado. Sigue adelante. 

Sí, seguir adelante dolerá. Llorarás, también. Engordarás o adelgazarás; te beberás el despecho, es posible; o lo sudarás con ejercicios...busca tu manera, pero sobre todo reconoce TU DERECHO a amar y ser amado. Y ten presente, que puedes esperar en la misma medida que das, tal vez no de la misma manera, pero sí con la misma intensidad.

Ama, date la oportunidad de que te amen y canta feliz ¡Yo te amo!

Acá en el link para que disfuten la canción y digan a coro con Fito: "voy a ser feliz debajo de sus sábanas, le voy a pedir que me haga un huequito en su cama, va a decir que sí pues tengo la pócima mágica, las palabras clásicas: ¡yo te amo!"













martes, 13 de mayo de 2014

¡Mi primera vez!

¡Estoy emocionada! Pero también siento un poco de miedo. 

Es como si hubiera detenido el corazón para escuchar con atención mis pensamientos y ponerlos en orden en las siguientes líneas.

¡Es mi primer blog. Mi primer escrito para mi primer día de blog! 

Ahhhhhhhhhhhhh, ahhhhhhhhhhhh, ahhhhhhhhhhhhh - grito de relajación.

Marchante de historias  es mi vehículo para compartir sensaciones, ideas, reflexiones, historias, crónicas que vivo o me han contado. 

Me encantan las historias. Tengo una imaginación muy prolija. 

Soy capaz de ver a una persona y armar en mi cabeza una descripción de ella, suponer sus razones, motivaciones, inquietudes, miedos...explicar su comportamiento. No procuro validar si lo que imagino es cierto o no. Sólo lo pienso. En otras ocasiones lo comento y en muy pocos momentos voy por la comprobación; esto último puede que suceda si se trata de un ser querido que me preocupa y deseo conocer que se encuentre bien, y si no poder ayudarle. 

También un sonido, un olor, una sensación puede ser un disparador para empezar a hilar una historia. Como ven, me gusta crear.

Supongo que mi fascinación por las historias viene de la lectura. Certifico que los libros animan, entrenan, nutren la imaginación porque recreas personajes, lugares, sentimientos y en mi caso también ha influido mi padre. 

Mi papá es como el protagonista de Big Fish: pone un poco de picante y exageración a sus vivencias para hacerlas divertidas, asombrosas y llamativas. 

La mayoría le dice Rivas, su apellido; sus familiares le dicen Nahum, su segundo nombre; otros "El Turco"-por parecer árabe- y casi nadie sabe que se llama José porque a casi nadie le dice. Es de El Callao estado Bolívar-Venezuela, pero para muchos es margariteño (Isla de Margarita), para otros maracucho (estado Zulia) y otros colombiano. A nadie desmiente. A todos alimenta su suposición.

Imagino que a mi papá no le importa alterar su vida si esa alteración le acerca más a la persona, y ese acercamiento le permite contar cosas y oír tantas otras. Él es un marchante-mercader- de historias.

En los libros y mi padre he descubierto el origen de mi fascinación, así como en las palabras. Las amo. Puedo llegar a ser tan literal que en ocasiones siento que no comprendo o no me sé comunicar. 

Siento que los significados de las palabras retumban en mi cabeza creando imágenes, nuevos universos y esos choques me parecen fascinantes. Siento y pienso que son un medio multinivel de expresión. Y las palabras son mi medio y fin. De antemano, gracias por estar allí.

Con ustedes compartiré desde la reflexión que me vino mientras me bañaba, la meditación que logro cuando arreglo cosas, aprendizajes, información de interés, mis cuentos...y todo lo que crea que contándolo transformo, aporto y entretengo.

Me deseo un camino divertido, emocionante, atractivo, prolijo y satisfactorio en este nuevo espacio ¡Aaaaménnn!